domingo, 30 de septiembre de 2012

No sé.

Ya no sé dónde vivís. Planeabas mudarte, irte a vivir solo. Ni sé dónde trabajás. Buscabas independizarte y no rendir cuentas a nadie. No sé si te recibiste, aunque siempre fuiste tan aplicado. Estoy segura de que tu tesis fue una de las mejores de la historia. No sé si lograste todo eso, pero aunque me duela no estar para verlo, espero que lo hayas alcanzado. No sé si hoy dormís agarrado de la mano de alguien más. No sé si me extrañás o pensás en mi. No sé cuándo voy a dejar de extrañarte y de pensar en vos. No sé dónde guardar los recuerdos para no perderlos y a la vez para no encontrarlos. No sé cómo hacer para saber de vos, si recurrir a tu mamá o a tu papá, o algún amigo, o mejor dejarlo así. No sé cómo deshacer todos esos proyectos juntos, cómo encontrarte para encontrarme, cómo hacerte entender que te sigo amando incluso más que antes. No sé cómo decirte que hubiera sido mejor apagar el celular antes de llegar a ésto, y no apagarlo ahora para perdernos.
Si te busco es porque con vos puedo ser yo, o una de las mejores versiones de mi misma, a veces. Si te doy mi amor me empeño a mi misma, y mi amor hace rato es todo tuyo. No voy a dejar que el orgullo me impida decirte "que seas feliz" aunque no sea yo la que te haga feliz. Perdón a vos y a mi, porque te fallé y me fallé, otra vez.
Te amo.



Qué ganas de que lo anterior nunca pase, qué ganas de que seamos felices, juntos.

lunes, 24 de septiembre de 2012


Ellos tienen razón esa felicidad
al menos con mayúscula no existe
ah pero si existiera con minúscula
seria semejante a nuestra breve presoledad.

Después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad.

Ya se que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable
minuto uno se siente solo en el mundo.

Sin asideros, sin pretextos
sin abrazos, sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en es sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo.

Los datos objetivos son como sigue.

Hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos una
frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos claro
que la soledad no viene sola.

Si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades se vera un
largo y compacto imposible un sencillo
respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buenagente.

Después de la alegría
Después de la plenitud
Después del amor
Viene la soledad.

Conforme pero
que vendrá después
de la soledad.

A veces no me siento tan solo
si imagino mejor dicho si se
que mas allá de mi soledad y de
la tuya otra vez estas vos
aunque sea preguntándote a solas
que vendrá después de la soledad.



Mario Benedetti
.

domingo, 23 de septiembre de 2012


Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.
El futuro 

Julio Cortázar


Dime por favor donde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela.

Dime por favor en que vacío,
no está tu sombra llenando los centros;
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras lejos.

Dime por favor por qué camino,
podré yo caminar, sin ser tu huella;
dónde podré correr no por buscarte,
y dónde descansar de mi tristeza.

Dime por favor cuál es la noche,
que no tiene el color de tu mirada;
cuál es el sol, que tiene luz tan solo,
y no la sensación de que me llamas.

Dime por favor donde hay un mar,
que no susurre a mis oídos tus palabras.

Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza;
dime cuál es el hueco de mi almohada,
que no tiene apoyada tu cabeza.

Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero.

(Atribuido a Borges. Autor: Gustavo Alejandro Castiñeiras. Nombre original: Poema de un Recuerdo)

sábado, 15 de septiembre de 2012

Me río como mamá y tengo el mal carácter de papá. Soy petisa y con algunos kilos de más, pero hay muchas otras cosas que también soy y tampoco quiero ser. Es temprano pero afuera hay un sol radiante, en cambio para mí, adentro mío, es un día casi gris.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. 
Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se hizo de noche"… Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero"). Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón”. Jaime Sabines.