Siento calor. Un calor lindo, cálido, no quema. Me hace
sentir bien. Veo tu sonrisa y me contagio, veo tus ojos y brillan los míos.
Entro perfectamente en esos brazos que sólo buscan sostenerme cerca, y cuando
eso sucede, me siento aún mejor.
Puedo sentir tus caricias y me dan escalofríos. Tiemblo y me
acerco un poco más a vos, me besás la frente y se hace la paz. Esa sensación
inmensa de tranquilidad, de armonía. Disfruto de mi respiración al compás de la
tuya. Disfruto del amor.
Me despierto. Tengo miedo de que sólo haya sido un sueño, y
lo fue. Doy la media vuelta en la cama y estás ahí, durmiendo a mi lado. Vuelvo
a sentir tu calor, ese que me hace tan bien, y esta vez además me inunda tu
perfume. Me acerco despacito tratando de no despertarte; te rozo, agarro la
mano o te abrazo, de acuerdo a mi urgencia.
Vuelvo a dormir tranquila sabiendo que puedo soñar todo lo
que quiera, al despertar serás mi realidad.