Invisible como la gravedad
es la cruz que debo cargar
porque me duele la vida
como una lágrima infinita
que jamás secará
La horrenda impotencia
de sentir que todo se va
que todo es agua entre manos
un vacío mortal
Una sinfonía de amargos silencios
es lo único que puedo escuchar
en mi mente retumban los ecos
de tu discurso final
Y allá te veo partir
cruzando la puerta
desapareciendo en un horizonte
por donde el sol nunca se esconde
porque no aparecerá
Lo único que me queda
es un amargo sinsabor
arraigado en mi paladar
y un océano de llanto
para seguir derramando
aliviando mi pesar
Qué horrenda impotencia se siente
El saber que sólo el reloj
tiene el privilegio de no detenerse en su andar
Y el ver morir a mi utópico deseo
de volver el tiempo atrás
Para tenerte a mi lado de nuevo
despertada por el latir de tu pecho
y tu sonrisa matinal
Pero como una flor en el desierto
que nunca dejará de llorar
dejo que se pase mi vida
ésa lágrima infinita
que jamás secará
es la cruz que debo cargar
porque me duele la vida
como una lágrima infinita
que jamás secará
La horrenda impotencia
de sentir que todo se va
que todo es agua entre manos
un vacío mortal
Una sinfonía de amargos silencios
es lo único que puedo escuchar
en mi mente retumban los ecos
de tu discurso final
Y allá te veo partir
cruzando la puerta
desapareciendo en un horizonte
por donde el sol nunca se esconde
porque no aparecerá
Lo único que me queda
es un amargo sinsabor
arraigado en mi paladar
y un océano de llanto
para seguir derramando
aliviando mi pesar
Qué horrenda impotencia se siente
El saber que sólo el reloj
tiene el privilegio de no detenerse en su andar
Y el ver morir a mi utópico deseo
de volver el tiempo atrás
Para tenerte a mi lado de nuevo
despertada por el latir de tu pecho
y tu sonrisa matinal
Pero como una flor en el desierto
que nunca dejará de llorar
dejo que se pase mi vida
ésa lágrima infinita
que jamás secará
Gonzalo Portillo.
Sencillamente perfecto. Mil gracias.